dissabte, 18 d’abril del 2009

INTRODUCCIÓN * 2 de mayo de 2009

number 4 number 5
"Si en verano soy cigarra, y de septiembre a mayo hormiga,
no te apures madre mía, que ha de irme bien la vida" (refrán popular)
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podrían haber sido más... o tal vez menos... pero decidimos que fueran diez, y sólo diez, los fragmentos de autores en lengua castellana para la edición de hoy, para, de algún modo, unirnos al día del libro, que se celebró el pasado 23 de abril (aunque cada día podemos unirnos a la experiencia de abrir un libro, y dejarnos llevar entre sus páginas...)
como decidimos que fuera una, y tan solo una, la canción que nos acompañara entre las lecturas
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Fusilamientos del Tres de Mayo (1814), óleo sobre lienzo de Francisco de Goya



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esto es, punto.es

joel nakuro

(enlaza en: http://puntoes200.blogspot.com/)

divendres, 17 d’abril del 2009

1) ana maría matute

pecado de omisión

Durmieron en el mismo chozo de barro, bajo los robles, aprovechando el abrazo de las raíces. En el chozo sólo cabían echados y tenían que entrar a gatas, medio arrastrándose. Pero se estaba fresco en el verano y bastante abrigado en el invierno. El verano pasó. Luego el otoño y el invierno. Los pastores no bajaban al pueblo, excepto el día de la fiesta. Cada quince días un zagal les subía la collera: Pan, cecina, sebo, ajos. A veces, una botella de vino. Las cumbres de Sagrado eran hermosas, de un azul profundo, terrible, ciego. El sol, alto y redondo, como una pupila impertérrita, reinaba ahí. En la neblina del amanecer, cuando aún no se oía el zumbido de las moscas ni crujido alguno, Lope solía despertar, con la techumbre de barro encima de los ojos. Se quedaba quieto un rato, sintiendo en el costado el cuerpo de Roque el Mediano, como un bulto alentante. Luego, arrastrándose, salía para el cerradero. En el mismo cielo, cruzados como estrellas fugitivas, los gritos se perdían, inútiles y grandes. Sabía Dios hacia qué parte caerían. Como las piedras. Como los años. Un año, dos, cinco.
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Imagen: Sín titulo, obra de Mohamed Moulud,

23 de abril, día del libro y de la rosa

2) manuel vázquez montalbán

los pájaros de bangkok

" Subió de la despensa hasta la cocina una pulcra caja de cartón de la que sacó un electrodoméstico ambiguo que igual podría ser una picadora de carne o una destiladora portátil de ambrosía. Pero en realidad era una máquina de hacer pasta italiana, por el simple procedimiento de meterle harina y agua o huevo por un pasadizo de plástico transparente, poner el filtro según el tipo de pasta apetecida y esperar a que salieran las tiernas criaturas, y al adquirir la longitud deseada con un cuchillo bien afilado para irlas cortando y darles la belleza de la regularidad. Pasarse de agua o huevo podía significar una catástrofe y Carvalho comprobó la exactitud del medidor como si en ello fuera la salvación de un pueblo escogido. La máquina empezó a girar y a quejarse y cuando la pasta estuvo correctamente amasada, Carvalho retiró la compuerta de la esclusa y el glaciar de pasta pasó al pasillo de salida impulsado por un émbolo en espiral que la enfrento a la evidencia de filtro, a la fatalidad de la forma, sin respetar su voluntad de ser tagliatelle, spaghetti, lasagna, spaghettini o macarrones. Carvalho la esperaba con el cuchillo a punto y en cuanto los gusanillos tiernos alcanzaron la estatura de cuarenta centímetros los rebanó y cayeron agónicos en una fuente de duralex donde aún se permitieron algún retorcimiento antes de adquirir el rigor mortis que suelen tener todos los spaghettis tiernos o cocidos, a la espera del próximo genocidio perpetrado por Carvalho contra la cascada de gusanillos tenaces que volvía a salir de filtro prodigioso. El cuchillo en una mano y la otra palpando el montón de spaghettis que se iba formando, Carvalho experimentaba una emoción que él suponía similar a la de Dios cuando hizo evolucionar al rape y lo convirtió en el primate del que saldría el hombre. Harina y agua y el prodigio de una mutación infravalorada por la banalidad que el uso había otorgado a la palabra spaghetti, pero si estos maravillosos filamentos de textura mágica tuvieran un nombre alemán, griego o latino, los tres idiomas no banalizables, serían apreciados como se merecían y dispondrían de un lugar de honor en cualquier Museo del Hombre. Cubrió la pasta con un paño y salío al jardín en busca de las hojas de salvia fresca, indispensable para el saltimboca y de las de basilico que cultivaba en una maceta para los platos de pasta. La mata de basilico se estaba secando cumplido su ciclo vital, y Carvalho se despidió de ella hasta la próxima primavera. Mientras tanto utilizaría el basilico secado al sol y triturado. Empezó por guisar la saltimboca. Tajada de carne, hoja de salvia, loncha de jamón y un mondadientes para unir los tres elementos y así hasta catorce cuerpecitos entablillados que debían freirse instantes antes de sentarse a la mesa. Tampoco era laboriosa la preparación de los spaghettis. Picó cebolla, translúcida, rehogándola en mantequilla, aparto la sartén del fuego y vertió su contenido en un cuenco. Por separado batió nata líquida muy fría hasta espesarla y la fue añadiendo a la mantequilla y la cebolla. Luego picó el salmón en trocitos lo suficientemente grandes como para ser detectada su textura por la lengua y los mezcló con la salsa a la que finalmente añadió basilico trinchado. Ya estaba todo preparado a la espera de Fuster, que llegó cargado con sus regalos y señaló imperativamente la chimenea apagada, olisqueó el vino y puso la mesa mientras Carvalho buscaba en la biblioteca el libro que iba a servir de combustible base para la fogata. Eligió un libro de versos de Justo Jorge Padrón y un pequeño librito con dos piezas teatrales de Beckett, La última cinta y Acto sin palabras. Fuster examinó los libros antes de que Carvalho los desguazara y quemara."
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Imagen: El Pastor, obra del artista saharahui Mohamed Mulud,

3) antonio gala

las afueras de dios
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"Había nacido en un pueblo soñoliento y muy blanco de la provincia de Jaén, rodeado de olivos y asediado por el paro y el hambre. Era el mayor de cinco hermanos. Sus padres decidieron emigrar, dejando atrás cuanto fue lo más suyo, lo único suyo: su clima, su paisaje, su forma de enfrentarse con la vida y la muerte. Se separaron de su tierra con el dolor con que separa la uña de la carne. La añoranza de la tierra amada tiene, en otros lugares, nombres rumorosos y entristecidos: magua y morriña por ejemplo. En andaluz no tiene nombre: es demasiado grande para dárselo. Porque quizá sean los andaluces los que más se desmorecen cuando extrañan su congénito patrimonio: el aire perfumado, la tibieza de las tardes, la brisa azul de las mañanas, la soleada y ocurrente conversación con los vecinos cuando la luz se va, en las puertas de las casas, sentados en sillas de anea sobre las aceras, o al pie del mostrador de una taberna umbría.
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Imagen: Lector a orillas del Paraná, acuarela de Guillermo Roux, 1986

4) josé luis sampedro

la vieja sirena
*
" Si nunca despertaste en sobresalto
febril, precipitándote hacia el lado
vacío de tu lecho, tanteándolo
con manos que se obstinan vanamente
contra implacable ausencia.

Si no sentiste entonces la muerte
desgarrándote en vida y agrandando
el vacío entre tus venas inflamado,
el vano apartamiento de tus muslos,
el ansia de tu sexo.

Si no rompió tu voz ese gemido
que acuchilla la turbia madrugada...
es que en tu corazón no ardía la hoguera
que llamamos amor.

En ella me consumo y es mi grito
tu nombre: a ti me abro en carne viva.
Mi piel muere en espera de la tuya,
mi sexo late con ansiosa boca
de pez en la agonía.

Y al no llegar tus labios con tu bálsamo
ni el fuego sosegante de tu lengua
mi mano se fatiga inútilmente
en estéril caricia...

Porque tan sólo tú tienes las alas
para el vuelo que mata y da la vida. "
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Imagen: Arembepe 28, polvo de mármol, pintura al óleo y serigrafía sobre tablero de madera
de Jorge Berlato, en: http://www.artelista.com/]

5) gabriel garcía márquez

el coronel no tiene quien le escriba
*
" Después de afeitarse al tacto —pues carecía de espejo desde hacía mucho tiempo— el coronel se vistió en silencio. Los pantalones, casi tan ajustados a las piernas como los calzoncillos largos, cerrados en los tobillos con lazos corredizos, se sostenían en la cintura con dos lengüetas del mismo paño que pasaban a través de dos hebillas doradas cosidas a la altura de los riñones. No usaba correa. La camisa color de cartón antiguo, dura como un cartón, se cerraba con un botón de cobre que servía al mismo tiempo para sostener el cuello postizo. Pero el cuello postizo estaba roto, de manera que el coronel renunció a la corbata. Hacía cada cosa como si fuera un acto trascendental. Los huesos de sus manos estaban forrados por un pellejo lúcido y tenso, manchado de carate como la piel del cuello. Antes de ponerse los botines de charol raspó el barro incrustado en la costura. Su esposa lo vio en ese instante, vestido como el día de su matrimonio. Sólo entonces advirtió cuánto había envejecido su esposo. La mujer lo examinó. Pensó que no. El coronel no parecía un papagayo. Era un hombre árido, de huesos sólidos articulados a tuerca y tornillo. Por la vitalidad de sus ojos no parecía conservado en formol. "
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Imagen: Otoño, acrílico de Gabriela Sánchez, 2004,

6) maruja torres

las dragonas de el pardo
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" Uno de los descubrimientos más patéticos que nos deparó la apertura que siguió a la muerte del dictador fue la comprobación de que el Versalles del franquismo, aquel palacio de El Pardo en cuya capilla se venían celebrando bodorrios y bautizos de la estirpe que se creía eterna por la gracia de Dios, no era más que un diminuto edificio dividido en habitaciones menudas; un Liliput del gótico sanguinario o casa de muñecas infernales. Tanto dolor, emanado durante tantos años desde lugar tan insignificante y, sobre todo, ridículo. Unos quince años más tarde, cuando el amigo de Franco (y, como él, adicto a las recetas pro longevidad de la rumana doctora Aslan), general Stroessner, cayó en Paraguay, pude comprobar que algo más les unía: el palacio gubernamental de Asunción, aunque en otro estilo (un pastelillo blanco estilo colonial con soldaditos de chocolate practicando el cambio de guardia), era también una muestra del maligno enanismo que algunos dictadores provincianos cultivan."
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Imagen, En medio del destino, acrílico sobre madera de Adriana Papayanopulos, 2007, en: http://www.pintoresmexicanos.com/]

lunas rotas

lunas rotas (canta Rosana)
*
Te doy lo que soy y lo que tengo.
Un jardín en flor en pleno invierno.
Unas manos vacías si no están en tu cuerpo.
Una boca sombría sin la tuya y la mía...
sumergida en besos.
Pero no me pidas que te dé la luna,
porque no la tengo cuando estoy a oscuras.
Quitársela al cielo no tiene perdón.
Y no te amo menos si te digo no...
No te doy la luna llena porque es la eterna rosa,
que regalan los amantes con el aire de la boca.
Y si el amor se nos rompe porque el amor se equivoca,
el mundo amanecería repleto de lunas rotas.
Te doy lo que soy y lo que siento,
un océano azul en un desierto.
Unas alas que vuelan más allá de los vientos.
Un diluvio de gotas de sudor...
de amantes que de amor se mueren.
Pero no me pidas que te dé la luna...
No te doy la luna llena porque es la eterna rosa...

7) maría teresa león


juego limpio
*
" De muchas cosas he de hablaros. Quiero decirlas a tapadas en estas hojas que nadie leerá. He salvado apenas unas cenizas alegres, vivido una lección. Estoy en ese punto doloroso que es como un gemido que avergüenza y que mis maestros de moral llamaban arrepentimiento. Llevo los ojos cargados de verdades, que no me pertenecen. No sé cómo hacerlas salir. Soy un navío atracado a la soledad de un puerto y sufro porque quisiera encontrarme con el marinero borracho que conoce las mejores tabernas y acompañarle muelle abajo, en silencio, pensando en las alegres cosas que se fueron. ¿Dónde están? ¡Oh, que vuelvan mis amigos con su risa clara y su fortaleza! Pero ¿soy yo o ellos los que se han marchado? Rezo mucho. Soy famoso por mi fervor. Quien lo dude puede preguntar a los que me rodean: al padre Superior, enemigo de los iluminados, o al padre Blas Torrero, ese santo que arranca páginas de su san Juan de la Cruz para leerlas en la iglesia, fervorosamente: "Pastores, los que fuerdes allá por las majadas al otero..." Todos los pastores que me guardan estarán conformes en que la prodigiosa experiencia que he vivido sirvió para multiplicar mi renunciamiento. ¡Ay, si supieran que la más estrecha disciplina no consigue arrancar la duda de mi corazón! ¡Si adivinaran que me horroriza la palabra matar y, sin embargo, he aplaudido al ver un avión enemigo caer envuelto en llamas! No, no creo en sus razones de orden, de jerarquía, de tradición, de buen sentido. Mi doblez, sí, mi doblez, el otro color de mi corazón, me lleva a negarlos, en cuanto oigo hablar de victoria. Yo he visto esa victoria. ¡Que poco tiempo se necesita para establecer el mal! Jamas creí que los mortales pudieran encontrarlo tan a mano, ahí con sólo inclinar la mejilla a derecha o izquierda, con solo emborracharse de poder. Y lo digo tristemente en la noche de mi remordimiento, en el túnel de lagrimas donde camino. Seré un ignorante, pero aun me pregunto: ¿quiénes, quiénes tenían razón? Porque mis hábitos, mis pobres hábitos negros de paño mal tostado de sol místico, se adelgazan, de pronto, sobre mis rodillas, hasta desvanecerse en el humilde color verde garbanzo de soldado de la República."
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Imagen: Sin título, de Fadel Jalifa,

8) isabel allende

eva luna
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"Elaboraba la sustancia de sus propios sueños y con esos materiales fabricó un mundo para mí. Las palabras son gratis, decía y se las apropiaba, todas eran suyas. Ella sembró en mi cabeza la idea de que la realidad no es sólo como se percibe en la superficie, también tiene una dimensión mágica y, si a uno se le antoja, es legítimo exagerarla y ponerle color para que el tránsito por esta vida no resulte tan aburrido.
(...)
De mí dependía la existencia de todo lo que nacía, moría o acontecía en las arenas inmóviles donde germinaban mis cuentos. Podía colocar en ellas lo que quisiera, bastaba pronunciar la palabra justa para darle vida."
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Imagen: Retrato familiar, obra de Adriana Puente

instrucciones para leer el diario

9) jorge luis borges

ficcionario
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"Las ilusiones del patriotismo no tienen término. En el primer siglo de nuestra era, Plutarco se burló de quienes declaran que la luna de Atenas es mejor que la luna de Corinto; Milton, en el XVII, notó que Dios tenía la costumbre de revelarse primero a Sus ingleses; Fichte, a principios del XIX, declaró que tener carácter y ser alemán es, evidentemente, lo mismo. Aquí, los nacionalistas pululan; los mueve, según ellos, el atendible o inocente propósito de fomentar los mejores rasgos argentinos. Ignoran, sin embargo, a los argentinos; en la polémica, prefieren definirlos en función de algún hecho externo; de los conquistadores españoles (digamos) o de una imaginaria tradición católica o del "imperialismo sajón". El argentino, a diferencia de los americanos del Norte y de casi todos los europeos, no se identifica con el Estado. Ello puede atribuirse a la circunstancia de que, en este país, los gobiernos suelen ser pésimos o al hecho general de que el Estado es una inconcebible abstracción; lo cierto es que el argentino, es un individuo, no un ciudadano. Aforismos como el de Hegel -"El Estado es la realidad de la idea moral"- le parecen bromas siniestras."
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Imagen: Sueño, óleo sobre papel de Hilda Montenbruck,

10) rosa regàs

fábula moralista
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"Ser niño en Chiapas es haber nacido en un paisaje caldeado por el sol y sombreado por árboles, pero cruzados a todas horas por la amenaza de una tropa poderosa y enemiga; andar por las sombras de esos parajes buscando dónde guarecerse de la persecución y las bombas, permanecer atrapado en comunidades de desplazados, dejando pasar los días en la precariedad, en la carencia, en la provisionalidad. Ser niño en un campamento de refugiados es ver a los pájaros esconderse tras las nubes por terror a los helicópteros, es temer y soñar con otros pajarracos, más potentes y ruidosos, que cruzan el firmamento, rugiendo sin hacer ondear las alas al viento, sino siguiendo rígidos una línea que no admite titubeos en su camino hacia un punto de monte elegido por los cerebros ocultos de la represión, con el objetivo implacable de vaciar sobre él su vientre exterminador para sembrar el pánico, el dolor y la muerte. Ser niño en esos momentos es esconderse tras los árboles aun a sabiendas de que no hay refugio ni protección ni para ellos ni para los suyos cuando asome renqueando por la cuesta el camión del Ejército cuya silueta podrían dibujar a ciegas: hombres uniformados y armados, de pie, verticales, paralelos e inconmovibles, y amenazantes como obuses. Ser niño en Chiapas es no tener más futuro que el que quiera conceder ese ejército sin rostro que crece y se multiplica y se desparrama por los campos y los caminos, y atraviesa cordilleras, y penetra en las casas y las iglesias atravesando paredes y esteras. Niños de Chiapas que del progreso no conocen más que la destrucción, las armas sofisticadas que arrasarán cosechas, árboles, chozas, animales y humanos. Niños que apenas supieron lo que es comer a placer, descansar en un lecho, o disponer de agua para lavarse y ver crecer lo que plantaron sus padres; que desconocen lo que es una tarde en paz y el juego sin temor a la puerta de la casa. Niños que nacieron, crecieron y vivieron en lucha por la vida, por su vida, barrida el alma por un temor y una frustración que algún día y de algún modo habrán de convertir en coraje para que cese tanto dolor."
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Imagen, Sin título, tinta china sobre papel, Inés Magdahl,